Bit rate

El bit rate, tasa de bits en español, es un término informático que se utiliza para determinar la cantidad de datos que se transmite entre dispositivos digitales en un espacio determinado de tiempo. Así, podemos hablar de bit rate por segundo, por ejemplo, para determinar la velocidad de una conexión y analizar si el intercambio de datos está dentro de unos parámetros normales o si puede estar sucediendo algo que lo esté ralentizando.

Dicho bit rate se utiliza para saber si un dispositivo podrá o  no reproducir un vídeo en streaming, ya que a mayor calidad de vídeo, mayor cantidad de datos serán necesario para transmitirlo. Sin embargo, si el bit rate no es bueno, lo más normal es que el vídeo sufra cortes, tirones y recargas constante de búffer.

Con el auge de las plataformas de vídeo en streaming, hablar de bit rate se ha convertido en algo de lo más habitual entre los usuarios. El bit rate se mide en bits por segundo, aunque también es habitual encontrar múltiplos que permitan disminuir las cifras y facilitar la comprensión de los datos que se barajan. Es decir, encontrar el bit rate expresado en kbit/s, Mbit/s o Gbit/s es igual de válido que hablar de bits por segundo.

¿Cuál es el bit rate recomendado?

Como ya hemos dicho, a mayor calidad de vídeo, mayor flujo de datos será necesario para poder visionarlo con plenas garantías en todo su esplendor. Esto significa que, en realidad, el bit rate recomendado dependerá siempre del tipo de vídeo que estemos intentando reproducir o, mejor dicho, de cuál sea su calidad.

A continuación os dejamos una tabla en la que podréis ver cuál es el bit rate recomendado en función de los distintos estándares imperantes a día de hoy:

HD con resolución estándar Entre 2500 y 4000 kbps
HD con alta resolución Entre 3500 y 5000 kbps
Full HD con resolución estándar Entre 3500 y 5000 kbps
Full HD con alta resolución Entre 4500 y 6000 kbps
4K Entre 20000 y 50000 kbps

Lo normal es que con la llegada de 5G y su normalización a nivel mundial, la tasa de bits deje de constituir un problema, al menos con las calidades de vídeo más habituales a día de hoy. Habrá que ver cómo se comportan los vídeos en 4K, que aún no han terminado de estallar entre los usuarios medios, o los vídeo en 8K y superiores, el futuro más inmediato del mundo audiovisual.